Lorenzo García Aretio, España
Jamás se produjeron tantas innovaciones disruptivas en tan corto período   de tiempo como ahora en la sociedad digital. Nos movemos en un mundo   líquido, flexible y voluble, que Bauman contrapone al tiempo sólido,   estable, repetitivo y lleno de certezas al que estábamos acostumbrados.   Por su parte, se hace necesario invertir en capital humano con el fin de   que los trabajadores adquieran las nuevas competencias que va a   demandar el mercado laboral. Las disrupciones, las ya producidas y las   que vendrán, nos afectan a todos, a nuestro estilo de vida y también a   nuestra forma de trabajar. Para estas situaciones y circunstancias   complejas, ambiguas, inciertas y vulnerables, se hace preciso cambiar   las formas de educar, integrando las nuevas herramientas tecnológicas en   los procesos educativos, con el fin de acometer profundos cambios tanto   metodológicos como organizativos en nuestro sistema educativo. Pero es   que, además, nuestros niños, adolescentes y jóvenes son, también,   radicalmente diferentes a los adultos. Ahí nos encontramos con conceptos   como los de nativo y residente digitales, generaciones X, Y y Z   referidos a esos estudiantes que pueblan el sistema. Así, resultaría   incomprensible que en una sociedad digital con estudiantes de esas   generaciones, no arbitrásemos modelos educativos digitales, aprendizajes   digitales. Si la educación actual no se integra en la realidad digital   que nos que nos circunda, otros actores ocuparán su lugar.
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